30 marzo 2008

OTRA SEMANA SANTA

Otra Semana Santa. Siempre igual y siempre distinta. La mísma pero diferente. Porque hay una Semana Santa en cada uno de nosotros. La recordaremos hasta llegar a olvidarla. Recuerdos en los que nos miraremos y a los que acudiremos hasta que empecemos a sentir que de nuevo está aquí.

Un Semana Santa temprana, rara, llena, vacía, irrepetible e inolvidable. Semana Santa de frío y abrazos de pura lana. De un Puente de Triana desangelado y un barrio que pregrina con el estreno por cruz de guía. Semana de reencuentros, de regocijo incansable con el triángulo excelso de buenas cofradías. Vera+Cruz, Penas y Museo. Toda la noche en los ojos de la Virgen de las Aguas. Días de pétalos de plausos y vítores con una despedida. La madrugada te sorprende solo, escapado, abstraido de la bulla en la espesura frondosa y oscura del parque. Miercoles de encierro obligado, de calles vacias de vida e iglesias atestadas de lágrimas. Jueves Santo de desconsuelo y desesperanza. De Rosario, porque dos años eran un mundo sin Tí. Semana Santa de viernes seco, de Cachorro por el puente, elegancia por la Calle Rodo y romanticísmo que regresa a la Magdalena. Semana que acaba con alcanzar una puerta por la que la Soledad ya se quedó sola, con el único deseo en las manos que la tocan de volver a vivirla.

Fotografías: Alberto Ramírez. Andrés Roche. Raúl Ramírez

Montaje: Alberto Ramírez

Música: BSO La Lísta de Shindler (John Williams)

24 marzo 2008

MI JUEVES SANTO

Al salir de la Misa, a esas horas en las que la ciudad a penas se está desperezando, el cielo gris se ceñía sobre la torre de San Pedro augurando una jornada complicada, y a la que muchos volvemos la espalda prefiriendo mirar hacia otro lado.

La costumbre dicta mantilla negra para ellas y traje oscuro para ellos, y el callejero a visitar iglesias y sagrarios. Así nos dispusimos, y así del Silencio al Gran Poder, de los Terceros a San Isidoro hasta llegar a la Colegial del Divino Salvador, no sin librarnos del agua de ese cielo tiznado de mala suerte. Dspués de ver el Nazareno de Pasión recortado sobre las bóvedas remozadas de su iglesia, desandamos lo andado para volver a la Calle Feria, principio y fin de todo Jueves Santo. La Virgen ya lucia con la corona de coronación y la gente se agolpaba y hacía colas para verla. Con las prisas del costal de vuelta a casa para regresar en escasamente dos horas a la Capilla.


La radio colgada como una medalla más solo daba malas noticias, aun cuando Negritos, Cigarreras y Exaltación se aferraban a la esperanza de un cielo despejado que viera el imponente misterio de Santa Catalina, la belleza clásica de la Victoria o el crucificado de la tarde flanqueado por faroles de caoba. Así, mirando al suelo, me dirigí a la Hermandad, no sin maldecir en más de una ocasión estos caprichos del tiempo.


Al llegar mi sorpresa fue el ambiente. Pocos nazarenos de elegantes túnicas, pocos terciopelos negros por la calle. Corriendo subí para dejar las cosas. Abrí el balcón que da al compas y solo pude ver desconsuelo en ese vacio que no habla de cofradía. Por el canalón del almacén caía el agua a chorros, con la misma fuerza con la que una tras otra se desvanecian las ilusiones de las tres primeras hermandades del día. Poco a poco comenzó a llenarse la sala de los que formamos el cortejo litúrgico. La mayoría hacían uso de la radio, y en sus caras se podía leer lo que sus oidos nos se acostumbraban a escuchar. Con éste eran dos años tocados por la climatología y la adversidad meteorológica. Impotencia contra lo que no se puede luchar.
Harto, nervioso, baje y me sumergí en el revuelo de las capas de los hermnanos que se refugiaban y se apiñaban para salvar la pulcritud de sus túnicas. Al rato, la cosa había cambiado, quizás por las notas de optimismo que se desprendian de los miembros de la Junta de Gobierno. Mandaron a los acólitos a vestirse. Monte-Sión era la esperanza de un Jueves Santo quebrado en dos mitades. Tras conocer la noticia de la prorroga de tiempo, sein formó del cambio de itinerario. Y finalmente, lo que todos queriamos oir: Monte-Sión saldría una hora más tarde y acortaría el recorrido por Conde de Torrejón. Aún así, no se pudo evitar que siguieramos mirando al cielo.
Y mirando al cielo salió el Señor de la Sagrada Oración en el Huerto. Sus labios parecian decir a la ciudad: levantaos. Los únicos que permanecian dormidos eran sus Apóstoles. Un año más la salida del misterio la vi retransmitida por la radio y la oí por el redoble de las marchas y el aplauso de la gente. El compas, por el que antes era casi imposible transitar, comenzaba a quedarse vacío.
El paso de la Sagrada Oración seguía dejandose gustar por una calle Feria que este año era más corta que ningún otro. Pero que a la vez ha querido que otros vecinos contemplen ese huerto y.... Al Señor le sorprendian leves gotas de agua, pero decian que había que aguantarlas y que estaban pronosticadas. La cofradía seguía saliendo aceleradamente.
Todo está en la calle. En la capilla sólo el paso de palio de la Virgen del Rosario y los acólitos que la preceden. Fue asomarse al dintel de su puerta, la misma que día a día le reza como Reina del Santísimo Rosario, y se seco el cielo. La luz se asomó entre las nubes para admirar la dulzura de su rostro, ese que se inclina en un ademán de humildad exquisita. Entre sus manos volvian a mecerse las cuentas al son de Rosario de Monte-Sión. Ataviada como casa de oro salía al encuentro de esa muchedumbre con sed de cofradías desde la madrugada del Martes Santo. Casi anestesiados, la bulla nos dirigía camino de la Campana. Su paso lo barría todo. Todos querían verla. La calle Conde Torrejón hasta la Alameda fue un suspiro.


Lo más gratificante era ver la cara de la gente cuando la veían. ¡Qué guapa viene!, era la frase más oida por los que tenemos la suerte de estar en su delantera. Por no decir la media mueca de tonto que uno se le dibuja en la cara cuando amigos, conocidos y cofrades te preguntan eso de ¿Cómo vas?, a lo que contestaba con dos respuestas alternas: ¿cómo voy a ir
con lo que va
detrás? y en la gloria.

El camino siempre se hace corto aunque lo quieran alargar. Y un año más me vi rezagado frente a su manto, esa rampa que nos conduce a su gloria y que ando detenidamente con mis ojos queriendome quedar en ella. Y una vez más la saeta del costalero la proclama entre aplausos Reina de la Calle Feria.
Hasta que no me desprendí de la dalmática no me quité esa risa de medio lasdo a la que antes aludí. La misma que se esbozó en todos los que la vieron y disfrutaron un Jueves Santo. Mi Jueves Santo.



Fotografías: Alberto Ramírez y Andrés Roche

15 marzo 2008

LA PASIÓN DE SEVILLA

Feliz Semana Santa a todos y buena Estación de Penitencia para los que la hagais.

¡Al cielo con este cielo llamado Semana Santa! (A. Burgos)


Fotos: Roberto Villarrica

Montaje: Alberto Ramírez

Música: B.S.O. La Pasión. John Debney

13 marzo 2008

CONFESIONES DE COFRADE I

Todo el que me conoce sabe que mi hermandad es Monte-Sión y que me rindo ante la imagen de la Virgen del Rosario, mi mariana devoción. Pero ello no quita para que un cofrade hartible como yo sienta especial veneración y admiración hacia dos dolorosas y dos cofradias.

En esta Sevilla dual parece que se es de la Macarena o de la Esperanza de Triana. Por los medios de comunicación no hay más virgenes que se suban a los pasos, ni ninguna copa las primeras planas de sus noticias como lo hacen estas dos Esperanzas, que , por otro lado, tienen un gran merito devocional y artístico más allá de nuestras fronteras. Pero son dos imágenes las que desde hace muchos años captan mi atención. Una, y voy por orden de día, es la Virgen de las Aguas del Museo, obra de Cristobal Ramos. Para mí no hay Lunes Santo sin el regreso de su palio por esa Calle Alfonso XII oscurecida y alumbrada por su candelería. Su mirada y la forma de atabiarla la hacen singular y extraordinaria, sin necesidad de inspirarse en ningún azulejo ni imagen en sepia.

Del lunes me voy al Jueves Santo. Virgen de la Victoria y palio de cajón. Me es imposible verla en la calle, por eso no me pierdo su besamanos. La cercanía a esta imagen se fraguó en mis años de universidad, cuando algunos compañeros cofrades me decían "montesino". Uno de ellos era prioste de Las Cigarreras, y en una mañana de pocas clases me invitó a ir a su hermandad. Despues de pasar por la capilla y el almacén me condujo a la sala de cabildos. Allí se encontraba la Virgen de la Victoria, desprendida de manto y corona, aguardando la tarde para ser vestida para sus cultos. A mi altura comprobe esa mirada y ese caer de parpados que me atrapó para siempre. No había luz, solo los rayos de sol que traspasaban la persiana para reflejar ese rostro tan sublime. Hace unos años que ha rescatado la forma clásica de vestir de esta dolorosa de bella advocación, pero pocos se hacen eco de ello, porque será que está plasmada en ningún azulejo.
Estas tres imagenes son muy distintas y muy iguales. Gozan de esa unción sagrada, de la que adolecen algunas de nueva creación, además de estar insertas en la estética barroca, que no neo-barroca. Sus ojos y sus miradas encierran todo un mundo, son el secreto de tanta devoción, fervor y veneración. Son virgenes, como dijo Antonio Burgos en su pregón refiriendose a los días grandes de la Semana Santa, de arte mayor.
Fotografías: Raúl Ramirez (Virgen de las Aguas), Roberto Villarrica (Virgen de la Victoria) y Rafaes (Virgen del Rosario).

11 marzo 2008

SEMANA SANTA EN BLANCO Y NEGRO


Hay una Semana Santa más allá de los mitos,
esa que no se encuentra en los libros.
Que está guardada en latas de carne de membrillo,
escritas en fotografías que pasan de padres a hijos.
Blanco y negro es el color de estos mudos testigos,
que nos hablan de un pasado que no vivimos.
Guardadas como oro en paño, como el hilo muy fino
son el recuerdo de lo que se fue y de la Sevilla que perdimos.

10 marzo 2008

CUANDO APARCAR ES UN PROBLEMA

Amigos blogeros, ahora que se acerca la Semana Santa y que muchos cogeis el coche u otro medio de transporte para venir al centro, que no os tiemble el pulso. Se acabaron los sudores, las maldiciones, las blasfemias a las manos del manillar o el volante. ¡¡¡Llegó la solución!!!. Para el automovil me dí de frente la pasada Semana Santa, Domingo de Ramos para más señas, con este peculiar estacionamiento. Junto a la Casa Hermandad de la Exaltación se encontraba este utilitario rodeado de unas vayas altas que lo aislaban del resto, como metido en el seno de una obra. Una solución a todas luces, aunque no se si muy legal.
El segundo que os traigo es para todos aquellos que practiqueis el civísmo y las buenas maneras que pregona nuestro Teniente de Alcalde. Sorprendido nos quedamos el clan Ramírez de camino a sacar la papeleta de sítio. En la Calle Feria esquina con Cruz Verde se encontraba esta bicicleta encaramada en lo alto de una señal de ceda el paso. Aquello parecía la atracción de feria, todo el que pasaba se quedaba boquiabierto, como esas imagenes que vemos por la tele cuando ponen una cámara oculta. Desde luego aparcar la bici así en Semana Santa dejaría espacio libre, pero dejaría una estampa cuanto menos singular, amén de obstaculizar el objetivo fotográfico de muchos como el del amigo Villarrica.

02 marzo 2008

LA COLEGIAL DE EL SALVADOR, UN ESPACIO RECUPERADO



Aprovechando que hoy, 2 de marzo de 2008, se ha celebrado la dedicación de la Colegial del Divino Salvador, me he decidido a mostrar estas dos fotografías. Ambas pertenecen a una colección de placas de cristal que posee el Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla, joya de su archivo de audiovisuales, del fotografo de ascendencia francesa Charles Alberty López, más conocido por su pseudónimo Loty.
Estas instantáneas se incluyen dentro del CdRom que editó el museo bajo el título La imagen de Andalucía, con un total de 2348 placas originales realizadas entre 1915 a 1936.