Durante años la había adorado en silencio. La más constante imagen de ella en su pensamiento era la de la primera vez que la había visto bajar por las escaleras en el salón de Earlcastle y se dijo que debía de ser la princesa de un cuento. Pero siguió siendo una figura remota. Hablaba con el prior Philip, con Tom el constructor, y con Malachi el judío y también con otras personas acaudaladas y poderosas de Kingsbridge. Pero Jack jamás había tenido ocasión de dirigirse a ella. Se limitaba a mirarla cuando rezaba en la iglesia o cabalgaba en su palafrén por el puente, y también mientras tomaba el sol delante de su casa, envuelta en costosas pieles en invierno y vistiendo hermosos trajes de lino en verano, con el pelo alborotado enmarcándole el bello rostro. Antes de dormirse cada noche, solía pensar en lo maravilloso que sería quitarle aquellos ropajes, verla desnuda y besar sus suaves labios.
Durante las últimas semanas, se había sentido desazonado y deprimido a causa de esas fantasías. Ya no le bastaba con verla a distancia y escuchar sus conversaciones con otras gentes e imaginar que le hacía el amor. Necesitaba que fuera algo real.
(...)
Durante las últimas semanas, se había sentido desazonado y deprimido a causa de esas fantasías. Ya no le bastaba con verla a distancia y escuchar sus conversaciones con otras gentes e imaginar que le hacía el amor. Necesitaba que fuera algo real.
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Fotografias: Alberto Ramírez. Castillo de Olvera y vísta de la sierra de Cádiz desde sus almenas
5 comentarios:
Niño: ¿Qué princesa quieres desnudar?
La que se deje. No me importaria alguna de Dinamarca. Pero vamos que esta entrada es por asociar relatos con fotografias mias, aunque he de reconocer que lo que se cuenta en estos párrafos lo he sentido y al leer el libro en su día parecía verme retratado.
Qué mal gusto!!!! Porque en Dinamarca como no dejes en bolas a la Mete Mari. Jajaja. Pensaba que ibas a decir Magdalena de Suecia, que como diría Jimmy Jimenez Arnau: "Tiene un pa r de pera y un pedazo mortero que quitan el hipo!...
Joder siempre me confundo con estas monarquias de arriba. Menos mal que para eso recurro al Peñafiel de la familia. Quería decir eso, Magdalena, aunque la hermana tampoco está mal.
El simil del mortero es la leche.
Oyeeee!!!!!! que he ido al servicio y he pensao que mejor me quedo con la ficción, con Lucrecia Borgia encarnada por María Valverde.
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