09 noviembre 2009

EL CRUCIFICADO DE MONTE-SIÓN ( I )

En estos días previos a la salida del Cristo de la Salud de la sevillana hermandad de Monte-Sión, cobra de nuevo actualidad un articulo que escribí para su boletín informativo. El mísmo paso a reproducirlo en esta esfera, integramnete y con algunas novedades que apenas han salido de los libros de actas. Debido a su extensión, lo haré en tres entrgas. Ahí dejo la primera.

El Cristo de la Salud, una devoción camino de los 450 años

El año 2004, además del acontecimiento glorioso y único de la Coronación Canónica de Santa María del Rosario en sus Misterios Dolorosos, se cumplieron otras efemérides, ninguna de ellas celebrada, entre las que destaca sobremanera el cincuentenario de la hechura del Santísimo Cristo de la Salud. A pesar de ser esta una Imagen contemporánea, no lo es su devoción y arraigo en la Hermandad , que viene a remontarse a los orígenes mismos de ésta.

El nacimiento de nuestra corporación continúa envuelto en un halo de suposiciones y conjeturas que, la mayoría de las veces, carecen de apoyo documental. Así, González de León, en 1852, apunta que nada podemos decir de esta cofradía, si no que es de las antiguas (1). Treinta años después, Bermejo y Carballo sitúa el origen de la Hermandad según dicen los escritores de esta ciudad (2) en el Hospital de las Cinco Llagas en torno a 1560, que a su vez era fruto de una radicada en la ermita de Belén, compuesta de barqueros y gente del río (3) , y de la Oración en el Huerto del mencionado hospital extramuros. Montoto la cree producto de otras dos hermandades, la de la Santa Oración en el Huerto y la de Nuestra Señora del Rosario.

Otra corriente viene del historiador y ex Hermano Mayor Hilario Arenas, que sitúa el origen de la Hermandad en el Convento de Santa Paula y en un grupo de disciplinantes reunidos en torno a un crucificado. A diferencia de los autores anteriormente mencionados, parece ser que Hilario Arenas sí contaba con apoyo documental, los Libros de Acuerdos hallados por él en 1970 en el Archivo General del Arzobispado de Sevilla, cuyo año de partida es 1588. En un artículo publicado por el diario ABC el 20 de marzo de 1973, bajo el título El Crucificado de Monte-Sión, Hilario Arenas escribe: hemos estudiado paso a paso los libros de cabildo, y así, podemos recomponer la vida corporativa de la cofradía, que ya supera con creces los cuatro siglos de existencia (4). Arenas no comulga con el origen que Bermejo en su obra le otorga a Monte-Sión, y que popularmente se ha venido y viene creyendo, dando como dato significativo el que el asentamiento de los frailes dominicos en el convento de la calle Feria, la adquisición de los hermanos del solar donde se construiría la Capilla y la fundación del Hospital de las Cinco Llagas es simultánea.

Este Crucificado, que aún hoy se venera en el altar que tallara Felipe de Ribas en la nave de la Epístola del Convento de Santa Paula, es una talla de estilo gótico atribuida al entallador de imágenes Pedro Millán, discípulo de Nufro Sánchez y continuador de Mercadante de Bretaña en la técnica del barro cocido. Trabajó para el exterior de la Catedral de Sevilla en las portadas del Bautismo y del Nacimiento, y en el exorno escultórico de distintas capillas del templo metropolitano. En torno a 1504 trabaja con Niculoso Pisano en la portada de la iglesia conventual de Santa Paula, realizando seis medallones con escenas hagiográficas y cuatro ángeles sobre el fondo de las enjutas. A tenor de lo expuesto, podría pensarse que el Crucificado pertenece a esos años en los que Pedro Millán estuvo trabajando para el cenobio jerónimo de Santa Paula, y que por lo tanto la imagen estaba ya en el convento cuando en torno a su devoción surgió un grupo de disciplinantes para rendirle culto. Hilario Arenas, por el contrario, es de la hipótesis de que este germen de lo que después sería nuestra Hermandad debió trasladarse al convento a fines del siglo XV, donde firmaron carta de hermandad con las monjas, como se recoge en el cabildo de 7 de abril de 1591, cuando la Hermandad ya radicaba en el convento dominico de Monte-Sión: Este día se trajo de las señoras monjas de Santa Paula, nuestras hermanas, una alcancía en las que se hallaron setenta reales y más veinte y dos libras de cera en candelas y más unas potencias de plata con piedras engastadas en ellas para el Cristo Crucificado que es nuestro y está en el dicho convento de las señoras monjas (5).

El Crucificado, de madera y no de barro cocido que era la especialidad del autor, se caracteriza por una tendencia a la verticalidad de su estilizada anatomía, tórax abultado con las costillas señaladas, paño de pureza recogido sobre las rodillas en quebradizos pliegues y corona de espinas trenzada y tallada en la misma cabeza (6). Se presenta muerto, lanceado ya por Longinos, de cuyo costado derecho emana un abundante reguero de sangre que llega incluso a empaparle el sudario. El rostro se reclina sobre el hombro diestro, dejando caer su larga y ondulante cabellera y está sujeto por tres clavos a la cruz, que no es arbórea, sino plana de color oscuro y bordes dorados.

La advocación de Cristo del Coral se debe a la leyenda que cuenta como dos mancebos depositaron en el convento un cofre y viendo las monjas que estos no venían decidieron abrirlo, encontrando en su interior la imagen del Crucificado acompañado de un rosario de coral. Este rosario se conserva como un relicario en la sacristía de la iglesia conventual donde al dorso figura: “Origen de los Corales que contiene este relicario. Se presentaron un día en este Monasterio de Santa Paula dos jóvenes y dejaron en deposito un hermoso cajón cerrado. Pasaban años y años y jamás volvieron los conductores a recoger su tesoro. Entonces las Religiosas determinaron abrirlo, quedando gustosamente sorprendidas al descubrir la Sta. Imagen de Jesús Crucificado que se venera en este Altar y juntamente estos Corales. Por este motivo se titula El Señor de los Corales”.

De la devoción que le profesaba el pueblo de Sevilla nos da cumplida cuenta el Abad Alonso Sánchez Gordillo en sus Religiosas Estaciones que frecuenta la religiosidad sevillana, escrito alrededor de 1612, describiendo la Estación que se hace delante de una Imagen de Jesucristo Nuestro Señor (...) en especial los que pretenden tener estado para salvarse, y los que tienen falta de salud, o desean el buen suceso de personas ausentes y su venida con prosperidad. Hacen esta estación en cinco días de viernes, y se ponen en pié en su presencia y allí rezan treinta y tres Padrenuestros y un Avemaría, en memoria de los años que Jesucristo Señor Nuestro converso en este mundo, o treinta y tres Credos ofrecidos a su Gloriosa Pasión. Y los que van afligidos por muestra de mayor humildad, suelen desde la entrada de la puerta de la Iglesia , hasta el Altar donde la Santa Imagen está ir de rodillas, y el último viernes hacer celebrar una Misa en su Altar donde ponen para ello dos candelas que hasta que se consumen se quedan allí. (...) Hanse visto de esta devoción grandes milagros y en su particular el que se manifiesta con un ramo de coral que está en los pies de la Santa Imagen , de un hombre que estando en las Indias y haciendo su mujer la referida Estación, le trajo Dios a su casa quando menos pensaba movido a ello en el tiempo que por el se hacia la Estación de la Imagen del Santo Cristo (7).

Notas .

1.- González de León, Félix: Historia crítica y descriptiva de las cofradías de penitencia, sangre y luz, fundadas en la ciudad de Sevilla. 1852.

2.- Bermejo y Carballo, José: Glorias religiosas de Sevilla. 1882.

3.- Bermejo y Carballo, José: Glorias religiosas de Sevilla. 1882

4.- Arenas González, Hilario: El Crucificado de Monte-Sión. Diario ABC, 20/3/1973.

5.- Archivo General del Arzobispado de Sevilla. Sección III (Justicia)-Serie Hermandades. Legajo 13, folio 19 recto.

6.- Pleguezuelo Hernández, Alfonso: Crucificados sevillanos del circulo de Pedro Millán. Sevilla, 1981.

7.- Abad Sánchez Gordillo, Alonso: Religiosas Estaciones que frecuenta la religiosidad sevillana. Sevilla 1982.

Texto: Alberto Ramírez Jiménez
Fotografías: José María Millán Simó

1 comentario:

Anónimo dijo...

No es nada nuevo que nuestra hermandad siempre ha estado ligada a los armadores de la flota de Indias, todo lo que rodea la Historia de Montesión es fabuloso, recordemos que la flota de las Indias Occidentales era la que llevaba y traia todo el trasiego comercial entre la metrópoli(Sevilla) y las colonias americanas del Nuevo Mundo. Imaginad por un instante lo que eso supone, nada más y nada menos que infinidad de historias y devociones que recorrieron el Océano...pura magia en el corazón de la calle Feria...y tenemos que rememmorar que antes el río estaba más cerca de esta calle que ahora (Barqueta) y que en esa zona era donde atracban y fondeaban los galeones de la mismísima Flota de Indias y los Convoys que surcaban el Atlántico, siendo los dueños y patronos de los barcos los principales patrocinadores, fundadores y doantes de riquezas de nuestra hermandad.
Un saludo, Jorge Luis Ortiz Temes, hermano de Montesión desde nacimiento y residente en Tenerife.